Si un avión arroja bombas sobre un pueblo es un bombardeo. Si lo que cae es el avión hecho pedazos juntos con las bombas, también están bombardeando ese pueblo. ¿Hubo intención? No, como no la hubo en cada bombardero B-17 que caía en los regresos de los bombardeos en Alemania en los '40. Y se cayeron cientos encima de cientos de zonas pobladas.
Fue un bombardeo nuclear además lo que sucedió en Palomares, Almería, el 17 de enero de 1966, en plena Guerra Fría. Un Boeing B-52 Stratofortress con cuatro bombas termonucleares B28 de 1,5 Megatones yendo de Turquía a EEUU se paseaba alegremente por los cielos de España. Lo esperaba un Boeing KC-135, que es un Boeing comercial 707 convertido en tanquero, para reabastecerlo de combustible en vuelo.
La maniobra es delicada aún hoy con grandes avances tecnológicos en cuanto la sincronización en vuelo, en 1966 era mucho más. Sin embargo allí estaban, haciéndolo sobre los cielos de Europa, cargados con armas nucleares mil veces más potentes que la de Hiroshima, cifra que nos hace inútil andar pensando cuánto es. En esos años los B-52 volaban las 24 horas , los 365 días del año, con sus ocho motores por un estratósfera aún con el ozono sin agujerear.
Bombas B28
El B-52 golpeó la panza del KC-153 y todo se fue a la mierda. Imaginen un camión tanque de esos que cruzamos en la ruta que pegue con ganas contra una lanzadera múltiple nuclear soviética, esos camiones enormes que desfilan siempre frente al Kremlin. Junten todos los pedazos, multiplíquenlo por cuatro y tírenlo desde miles de metros de altura. Eso le pasó a Palomares.
De las cuatro bombas tres cayeron en tierra y la cuarta en el mar, en un área posible enorme para su búsqueda. De las tres en tierra una estaba sana pero en las otras dos había detonado el explosivo convencional que desencadena la detonación nuclear. Esto desparramó 20 kg de Plutonio 239 cuya radiación dura unos 25.000 años.
Se removieron y se pusieron en tachos unas 1.400 toneladas de tierra y fueron llevados según versiones a algún lugar desconocido del océano o a Savannah River. Se calcula que el 15% del Plutonio no pudo recuperarse. Está allí y no es casualidad que sea la zona de España donde más se te mueve la aguja del contador Geyger.
La reacción de Franco y el gobierno de España ante el hecho fue plegarse al silencio y la discreción que ordenaba EEUU. Desde 1949, desde que la flota de la U.S. Navy arribó a Barcelona, más los buenos oficios del obispo de Nueva York, el gobierno de los EEUU comenzó a darle apoyo cada vez más concreto a la dictadura de Franco. De nazi aliado de Hitler a paladín anticomunista, la bipolaridad permanente de Washington. Se podría decir que sostuvieron a Franco hasta que se murió. De ahí la obediencia.
Para los trabajos en tierra las tropas de EEUU llegaron con trajes especiales, los Guardias Civiles ni un preservativo.
El rescate de la bomba caída en el mar obligó a un despliegue de decenas de barcos y la premura para evitar que la URSS la encuentre primero. Hollywood le dedicó una película, "Hombres de Honor", donde Cuba Gooding Jr. actúa el papel de quien se tropieza con la bomba en el fondo como buzo de la U.S. Navy, con una trama de racismo por su condición de negro.
Tal vez fue racismo también no haber incluído en la historia quién les dijo donde se podían tropezar con la bomba. Fue Francisco Simó Orts, "Paco el de la bomba" como se lo conocería para el resto de la zafra. Estaba pescando en la zona al momento del choque por lo que pudo guiarlos y acotar al búsqueda.
Manuel Fraga Iribarne, ministro de Franco en cuya cartera estaba Turismo, convocó a los medios y se dio un baño junto al embajador norteamericano para dar tranquilidad a los turistas. Se dice que no lo hizo en la zona donde cayó la bomba:
EEUU hoy se arroga el derecho de decidir quien puede tener la bomba, como si alguna vez ellos hayan sido ejemplo de responsabilidad en la materia: La inventaron, siempre con la excusa de la bomba nuclear de Hitler, que parece está guardada junto a las armas de destrucción masiva de Saddam. La primera que probaron no sabían si iba a perforar la atmósfera, era una posibilidad y lo hicieron a 200 km de la frontera con México, sin avisarles, claro. Fueron los únicos en arrojarlas sobre población civil en acto bélico. Tuvieron una central nuclear manejada por una empresa privada a punto de estallar en Three Mile Island.
Este mapa muestra los casos similares al de Palomares:
Testimonios sobre el tema del Canal Cuatro:
Hoy, a 45 años, Palomares sigue siendo noticia:
Las bombas de Palomares en un museo en Albuquerque, EEUU, una ciudad importante, la primera en recibir nubes radioactivas por su proximidad a la zona de la primera prueba nuclear:
Para terminar esta entrada nada mejor que el final de la película "Dr. Strangelove" de Stanley Kubrick. Aviso, es el final, por si no la vieron. En ella Peter Sellers en uno de sus personajes, el otro papel suyo en la escena es de Presidente de los EEUU, es alemán Dr. Strangelove, parodia de tantos nazis que fueron luego del '45 colaboradores de los EEUU y que siempre nos hacen creer que vinieron todos para Argentina, ante el holocausto nuclear inminente, explica un plan que entusiasma:
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