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martes, 21 de enero de 2014

RIAD – PARÍS – BEIRUT Silencio y traición por 3 000 millones de dólares


por Thierry Meyssan

¿Por qué decidió Arabia Saudita equipar el Ejército Libanés con armamento francés por valor de 3 000 millones de dólares cuando hace semanas que sus títeres en el Líbano no paran de denunciar el lema «Pueblo-Ejército-Resistencia» y de cuestionar la armonía entre los militares y el Hezbollah? ¿Y si esta repentina generosidad fuese el precio a pagar por el silencio libanés, el pago destinado a lograr que se olviden los cientos de víctimas que el terrorismo saudita ha causado en el país del cedro, la recompensa por la traición de París hacia los compromisos de Francia en el Medio Oriente?


Su Alteza Real, el Servidor de las Dos Mezquitas Sagradas, Abdallah Ben Abdelaziz Al-Saud recibe al presidente francés Francois Hollande en presencia de los miembros de su consejo.

La visita de Francois Hollande en Arabia Saudita –donde llegó rodeado de 30 grandes empresarios franceses–, el 29 y el 30 de diciembre de 2013, debía desarrollarse principalmente sobre temas económicos y sobre el futuro de Siria y del Líbano. Los temas de política internacional iban a discutirse entre franceses y sauditas aunque en presencia de líderes libaneses –el presidente Michel Sleiman y el ex primer ministro líbano-saudita Saad Hariri (considerado miembro biológico de la familia real)– y del presidente de la Coalición Nacional Siria, el siro-saudita Ahmad Assi Jarba [1].

Durante la visita, Arabia Saudita anunció súbitamente la donación al Ejército Libanés de 3 000 millones de dólares en armamento francés. Esa muestra de generosidad se produce fuera del calendario previamente establecido, en momentos en que una conferencia internacional prevista para febrero o marzo debería abrir una colecta de fondos para el Líbano en general y –en particular– para el ejército de ese país. Nunca antes había recibido el Líbano una donación de tales proporciones.

La donación fue anunciada con toda solemnidad por el presidente libanés, Michel Sleiman. Este general, convertido en jefe del Estado Mayor del Ejército Libanés simplemente para evitar que ese cargo fuese a parar manos de otro militar, fue impuesto como presidente de la República, exactamente con el mismo objetivo, por Francia y Qatar. Su elección como presidente por el parlamento libanés violó el artículo 49 [2] de la Constitución libanesa y Sleiman ni siquiera fue investido como presidente de la República por su predecesor sino por el entonces emir de Qatar.

En su intervención, el presidente Sleiman expresó su agradecimiento por la «makruma» real, o sea por la donación que el soberano saudita concede a su servidor, y al concluir no lo hizo con un «¡Viva el Líbano!» sino con un sonoro «¡Viva Arabia Saudita!»

El anuncio fue saludado efusivamente por el ex primer ministro libanés Saad Hariri, quien quiso interpretarlo como el primer paso hacia un futuro desarme del Hezbollah.

La decisión de Riad resulta sorprendente ya que durante los últimos meses el bando libanés prosaudita, representado fundamentalmente por el 14 de Marzo y con Saad Hariri a la cabeza, había estado arremetiendo constantemente contra las buenas relaciones entre el Ejército Libanés y el Hezbollah.

Después del anuncio de la donación saudita, una intensa campaña de propaganda cubrió todo Beirut de carteles sobre la amistad entre el Líbano y Arabia Saudita, calificada en los afiches como «el Reino del Bien» (sic).

La realidad es que todo el asunto no tiene el menor sentido.

Para darse cuenta de ello sólo hubo que esperar unos pocos días.


Al ser arrestado, Majed al-Majed reconoció su condición de oficial de los servicios secretos de Arabia Saudita y dijo hallarse bajo las órdenes directas del príncipe Bandar Ben Sultán. Majed al-Majed dirigía una rama de al-Qaeda y garantizaba el enlace entre esta y altas personalidades del Medio Oriente.

El 1º de enero de 2014, sólo 4 días después del anuncio saudita, se supo que el Ejército Libanés había arrestado a Majed al-Majed, ciudadano saudita y jefe de las Brigadas Abdallah Azzam, rama libanesa de al-Qaeda.

Un poco más tarde se supo también que Majed al-Majed había sido arrestado gracias a una alerta de la DIA (Defense Intelligence Agency), o sea la Agencia de Inteligencia del Departamento de Defensa de Estados Unidos, el 24 de diciembre de 2013. Ese día, Washington había informado al Ejército Libanés que Majed al-Majed acababa de ser hospitalizado en Líbano para someterse a una diálisis. El Ejército Libanés lo localizó rápidamente en el hospital Makassed y lo arrestó durante su traslado a Ersal, a bordo de una ambulancia, el 26 de diciembre, o sea 3 días antes del anuncio de la donación saudita.

El arresto del líder de al-Qaeda en Líbano se mantuvo en secreto por más de una semana. Oficialmente buscado en Arabia Saudita bajo la acusación de terrorismo, Majed al-Majed era considerado sin embargo un agente de los servicios de inteligencia sauditas, y un agente que por demás recibía órdenes directas del príncipe Bandar Ben Sultán. Majed al-Majed había reconocido públicamente haber organizado numerosos atentados, como el perpetrado el 19 de noviembre de 2013 –con saldo de 25 muertos– contra la embajada de Irán en Beirut. Ante tales circunstancias, el Ejército Libanés había informado a Riad y Teherán del arresto de Majed al-Majed.

Entre otros casos de interés para el Líbano, Majed al-Majed había desempeñado un papel importante en la formación de un ejército yihadista en territorio libanés: el conocido Fatah al-Islam.

En 2007, ese grupo trató de sublevar contra el Hezbollah los campamentos palestinos en Líbano y quiso proclamar un emirato islámico en el norte de ese país. Pero quien realmente movía los hilos del grupo –Arabia Saudita– abandonó su marioneta sin previo aviso, como resultado de un encuentro entre el presidente de Irán Mahmud Ahmadinejad y el rey Abdallah. Furiosos, los yihadistas armados se presentaron en el banco de la familia Hariri exigiendo el pago que no habían recibido. Después de varios enfrentamientos, se replegaron hacia el campamento de Nahr el-Bared, donde fueron cercados por el Ejército Libanés. Al cabo de un mes de combates, el general Chamel Roukoz [3] tomó el lugar por asalto y aplastó a los sublevados. Aquella batalla contra el terrorismo costó al Ejército Libanés las vidas de 134 soldados [4].

Majed al-Majed estaba personalmente en contacto –contactos directos o secretos– con numerosos dirigentes árabes y occidentales. Al ser interrogado, tuvo tiempo de confirmar a sus interrogadores que era miembro de los servicios secretos de Arabia Saudita. Es evidente que sus confesiones podían conmocionar la política regional, sobre todo al proporcionar pruebas que incriminan a Arabia Saudita y al 14 de Marzo libanés.

Un diputado mencionaba entonces una proposición saudita de 3 000 millones de dólares a cambio de que no se grabaran las confesiones de Majed al-Majed y de que fuese extraditado a Riad. El diario libanés Al-Akhbar ya estimaba que el detenido estaba en peligro de muerte y que de todas maneras corría el riesgo de ser asesinado por sus jefes para garantizar su silencio.

Al día siguiente de la publicación de aquel editorial, el Ejército Libanés anunciaba la muerte de Majed al-Majed. Se ordenó una autopsia pero, contrariamente a lo previsto en el procedimiento penal, esta fue realizada por un solo especialista, quien concluyó que la muerte sobrevino a causa de la enfermedad que padecía el occiso. El cuerpo fue trasladado a Arabia Saudita, donde fue inhumado en presencia de sus familiares y de la familia ben Laden.

Irán sigue exigiendo al Líbano explicaciones más claras sobre el arresto y muerte de Majed al-Majed, aunque sin demasiada insistencia ya que el presidente Rohani está tratando también de implementar un acercamiento a Arabia Saudita.

Es la sexta vez que el jefe de una organización terrorista prosaudita que opera en Líbano escapa a la justicia. Así sucedió anteriormente con Chaker Absi y con Hicham Kaddoura, al igual que con Abdel Rahmane Awadh, Abdel Ghani Jawhar y, más recientemente, con Ahmad al-Assir.


El presidente francés Francois Hollande y el multimillonario líbano-saudita Saad Hariri en Riad. Detrás aparecen el ministro de Defensa francés Jean-Yves Le Drian y el jefe de la diplomacia francesa Laurent Fabius.

En todo caso, aunque el rey Abdallah haya desembolsado 3 000 millones de dólares no será ni remotamente esa suma la que llegará al Ejército Libanés.

En primer lugar, esa suma incluye tradicionalmente las «atenciones» reales a quienes han servido al soberano. Por ejemplo, según el Protocolo real que acompaña la donación, el presidente libanés Michel Sleiman recibió de inmediato –a título personal– 50 millones de dólares, y el presidente francés Francois Hollande recibe una suma acorde con su función, suma de la que se ignora el monto y si Hollande la ha aceptado o no. El principio saudita del soborno se aplica idénticamente a todos los dirigentes y altos funcionarios –libaneses y franceses– que participaron y que participarán en la transacción.

Segundo, la parte fundamental de la suma donada irá a parar al Tesoro Público francés y Francia se encargará de proporcionar al Líbano el armamento y la formación militar correspondiente. Se trata, en realidad, de retribuir la implicación militar secreta de Francia –desde 2010– en las acciones destinadas a fomentar el desorden en Siria y provocar el derrocamiento del alauita Bachar al-Assad, a quien el Servidor de las Dos Mezquitas Sagradas no puede aceptar como presidente de un país mayoritariamente musulmán [5]. Sin embargo, al no existir un catálogo de precios, París evaluará a su antojo el volumen de armamento que puede representar la suma donada. París decidirá también qué tipo de armas y de formación proporcionará a cambio de esa suma. Para empezar, ni hablar de proporcionar al Ejército Libanés ningún tipo de armamento que pueda servir en algún momento para enfrentarse eficazmente al principal enemigo del Líbano, que es Israel.

Tercero, si el objetivo de la donación saudita no es ayudar al Ejército Libanés a defender el país es porque está destinada –por el contrario– a sembrar la división entre los uniformados libaneses. Más que proporcionarles una verdadera preparación militar, la formación que Francia aportará a los militares libaneses estará destinada a la «francización» de los oficiales. Y el dinero que quede se destinará a la construcción de bonitos cuarteles y a la compra de costosos vehículos oficiales.

Por otro lado, también existe la posibilidad de que no llegue al Líbano ni un centavo de ese dinero. En efecto, según el artículo 52 de la Constitución libanesa [6], el donativo debe obtener la aprobación del consejo de ministros. Pero el gabinete dimitente de Najib Mikati no se ha reunido en 9 meses y no ha podido por ende transmitir esa aprobación al parlamento para que la ratifiquen los diputados.

Al presentar el donativo a los libaneses, el presidente Michel Sleiman creyó oportuno precisar, sin que nadie se lo pidiera, que en las negociaciones con Riad no se mencionó una posible posposición de la elección presidencial libanesa con prórroga de su propio mandato, ni tampoco la composición de un nuevo gobierno. Una precisión que da risa porque resulta evidente que esos fueron precisamente los principales puntos de la negociación.

El presidente libanés se comprometió ante sus interlocutores sauditas y franceses a formar un gobierno de «tecnócratas», sin chiitas ni drusos, y a imponerlo al parlamento. El término «tecnócrata» se aplica en este caso a una serie de altos funcionarios internacionales que han hecho carrera en el Banco Mundial, el FMI, etc., y también mostrando su sumisión al credo estadounidense. O sea que será un gobierno de proestadounidenses en un país que se resiste al dictado del Imperio. Pero ¿no se puede lograr una mayoría en el parlamento con 3 000 millones de dólares?

Por desgracia, el príncipe Talal Arslane, heredero de los fundadores del principado del Monte Líbano en el siglo XII y presidente del Partido Demócrata, arremetió de inmediato contra el presidente recordándole que, en virtud del Acuerdo de Taef [7], en Líbano el poder ejecutivo es una prerrogativa del consejo de ministros [8] y que este último tiene que reflejar obligatoriamente la composición confesional del país [9]. Lo anterior quiere decir que la formación de un gobierno de tecnócratas en Líbano constituye una violación flagrante del Acuerdo de Taef. lo cual convertiría al presidente Sleiman en un golpista, sea cual sea su capacidad para sobornar al parlamento.

Pero es muy probable que el asunto no termine ahí. El 15 de enero, el Ejército Libanés detuvo en la frontera a Jamal Daftardar, uno de los lugartenientes de Majed al-Majed.

El presidente Francois Hollande seguramente va a deplorar profundamente que su homólogo libanés fracase en su intento de vender su propio país por 50 millones de dólares. Pero de todas maneras, visto desde París, lo importante es la repartición de los 2 995 millones restantes.
Thierry Meyssan

[1] Ahmad Assi Jarba pertenece a la tribu beduina de los Chamar, de la que también proviene el rey Abdallah. Antes del inicio de los incidentes, Jarba ya había sido condenado en Siria por tráfico de drogas. Los Chamar son nómadas que se mueven a través del desierto de Arabia y de Siria.

[2] «Los magistrados y funcionarios de la primera categoría o su equivalente en todas las administraciones públicas, establecimientos públicos y toda otra persona moral de derecho público no pueden ser elegidos durante el ejercicio de sus funciones ni durante los 2 años siguientes a la fecha de su dimisión y al cese efectivo del ejercicio de sus funciones o a la fecha de su jubilación.»

[3] El general Roukoz, sin lugar a dudas el militar más prestigioso del Líbano, era quien hubiese tenido que ser designado como jefe del Estado Mayor. Pero es yerno del general Michel Aoun, presidente de la Corriente Patriótica Libre, formación aliada del Hezbollah.

[4] «Le dossier des mercenaires du Fatah al-Islam est clos», por Thierry Meyssan, Réseau Voltaire, 27 de agosto de 2007.

[5] A raíz de la firma del Tratado de Lancaster House, Francia y el Reino Unido intervinieron en Libia y en Siria organizando en esos países seudorevoluciones y destrucciones de Estados. Pero, al resultar la operación siria un fracaso, Londres se retiró de ella mientras que París sigue apoyando activamente a la «Coalición Nacional» dirigida por el saudo-sirio Ahmad Assi Jarba.

[6] «El Presidente de la República negocia los tratados y los ratifica de común acuerdo con el Jefe del Gobierno. Estos [los tratados] sólo se considerarán ratificados después de obtener la aprobación del Consejo de Ministros. El Gobierno informa a la Cámara de Diputados [sobre los tratados] cuando el interés del país y la seguridad del Estado así lo permiten. Los tratados con implicaciones para las finanzas del Estado, los tratados comerciales y todos los tratados que no pueden ser anulados al expirar cada año sólo pueden ser ratificados después de obtener la aprobación de la Cámara de Diputados.»

[7] «Accord de Taëf», Réseau Voltaire, 23 de octubre de 1989.

[8] «El Consejo de Ministros representa el poder ejecutivo.»

[9] «Todo poder que contradiga la carta de vida en común es ilegítimo e ilegal.»

Bachar al-Assad, ¡nuevo Che Guevara!

por Alexandre Artamonov


Rusia, con Estados Unidos y la Unión Europea, se halla inmersa en la preparación de la conferencia Ginebra 2 sobre la cuestión siria. Sin embargo, tras la cortina del palabrerío diplomático se siente un vacío cósmico ya que la llamada oposición siria no sólo es cada vez menos representativa sino que, además, está siendo derrotada en todos los frentes militares de esta guerra subversiva orquestada por los estadounidenses siguiendo el modelo de Lawrence de Arabia. Efímera y altamente etérea, esta extraña oposición, que parecía surgida en un país solidario con su presidente, se ve cada vez más claramente como un injerto occidental que trata de aferrarse al añoso olivo de la nación siria. Pero el injerto está siendo rechazado por el tronco y está languideciendo poco a poco. La oposición externa está viviendo sus últimos momentos y la aventura bélica de quienes estuvieron a punto de incendiar el planeta está llegando a su fin.

RED VOLTAIRE | MOSCÚ (RUSIA) | 18 DE ENERO DE 2014
FRANÇAIS ITALIANO فارسى




Thierry Meyssan, figura predominante de la resistencia mediática francesa, se halla en Siria y nuevamente nos ofrece su visión para un completo análisis de todos los aspectos de la situación.

La Voz de Rusia: ¿Podría tener un efecto positivo la Conferencia Ginebra 2?

Thierry Meyssan: Cuando hablamos de la oposición siria, estamos hablando de títeres que intervienen en nombre de potencias externas, actualmente 11 países que se agrupan bajo el título de «Amigos de Siria». Por otro lado, el objetivo de la conferencia de Ginebra es establecer la paz en Siria. Está basada en un acuerdo anterior entre Rusia y Estados Unidos, que ya tiene un año y medio que no había podido concretarse hasta ahora.

¿Funcionará ahora para esta conferencia Ginebra 2? Todo parece indicar que sí pero no es seguro ¡y Estados Unidos todavía se reserva la posibilidad de sabotear esta conferencia si no logra imponer esa solución a sus aliados! Es una situación bastante complicada. Estados Unidos es quien imparte las órdenes en esta guerra… Quiero recordar que fue Estados Unidos quien declaró la guerra a Siria al votar la Syrian Accountability Act en 2003. A partir de aquel momento, Estados Unidos trató un gran número de veces de entrar en guerra hasta llegar a los acontecimientos que hoy estamos y que constituyen una guerra a través de intermediarios, o sea a través de otras potencias. Estados Unidos ha delegado sus poderes de guerra a Francia y Gran Bretaña y a las potencias regionales, o sea Turquía, Jordania y sucesivamente a Qatar y Arabia Saudita.

Pero cuando uno a los demás a la guerra es difícil llegar y decirles: «¡Ahora se acabó! ¡Váyanse para su casa porque perdimos!» Esa es la situación que Estados Unidos está tratando de manejar en este momento. Yo decía hace un moment que todavía puede sabotear la conferencia porque dentro de 2 días [El 16 de enero de 2014. Nota de RV.] tendrá lugar la primera audiencia del Tribunal Especial para el Líbano. Si Estados Unidos quiere sabotear la conferencia no hay más que acusar nuevamente a Siria del asesinato de Rafik Hariri basándose en cualquier falso testigo que será desmentido en unos cuantos meses. Eso bastaría para interrumpir el proceso de negociación.

La Voz de Rusia: Hablando precisamente de la oposición siria, ¿quiénes son en realidad?

Thierry Meyssan: No hay una oposición estructurada, lo cual corresponde al deseo inicial de Estados Unidos que quiso desatar en Siria no una guerra convencional, de frente contra frente, sino lo que se ha dado en llamar una guerra de cuarta generación en la que se manipula a la población haciéndole creer que existe un desastre generalizado y que la caída del régimen es inminente. Y es así como se convence a la gente de cosas que aún no han sucedido. En esta guerra de cuarta generación se había decidido financiar varios grupos dispersos, diferentes entre sí, para dar la impresión de que había un movimiento generalizado. No existe coordinación entre esos diferentes grupos y estos comenzaron a cometer actos de terrorismo aquí y allá para convencer a la población de que era verdad lo que veían en [los canales de televisión] Al-Jazeera y Al-Arabiya.

Eso funcionó durante algún tiempo. Finalmente, Estados Unidos consideró que aquello no funcionaba. Se hizo la primera conferencia de Ginebra para poner fin a la guerra pero, unos meses más tarde, Israel, Francia y Qatar primeramente y más tarde Arabia Saudita reactivaron la guerra trayendo masivamente yihadistas del mundo entero.

Pero, como se habían impartido instrucciones para que los diferentes grupos siguieran siendo diferentes entre sí, nunca llegó a construirse un ejército homogéneo como exigía el cambio de estrategia militar.

Es además por esa razón que han sido derrotados claramente en el terreno. Y también es por eso que no logran una representación coherente para esta conferencia Ginebra 2. Cuando hablo de representación coherente me refiero a líderes políticos que irían [a la conferencia] a hablar en nombre de los grupos extranjeros infiltrados en Siria.

La Voz de Rusia: Última pregunta. ¿Cree usted que el gobierno de Bachar al-Assad puede mantenerse o hay que pensar en la salida del presidente sirio con la creación de un gobierno de transición?

Thierry Meyssan: Primero que todo, según varios enemigos de Siria –me refiero a la OTAN y Turquía– el respaldo popular a Bachar al-Assad se estima actualmente entre el 60 y el 88% de la población. No podemos menos que comparar: En Francia actualmente el apoyo popular al presidente de la República [Francois Hollande] ¡es de un 15%! Entonces, si alguien tiene que dejar el poder ¡no es precisamente Bachar al-Assad!

Por otro lado, si miramos la técnica militar utilizada, sí se ha necesitado tiempo para alcanzar la victoria. Hoy se habla, en efecto, de victoria ya que la ciudad de Alepo está siendo liberada y se está limpiando completamente la periferia de Damasco. Se han necesitado 3 años para eso. Y durante esos 3 años las potencias extranjeras no han parado de enviar combatientes extranjeros. Ni siquiera se sabe con precisión cuantos han sido enviados. Los estimados mencionan cifras muy diferentes, entre 40 000 y 160 000 combatientes extranjeros enviados a Siria. Probablemente hay todavía 120 000 combatientes extranjeros en territorio sirio.

Se ha necesitado tiempo pero Assad ha logrado ganar a pesar de esa coalición exterior… Y, por otro lado, en el interior del país el Estado sigue funcionando al cabo de estos 3 años. Yo vivo en Damasco… y aquí no se carece de nada, absolutamente de nada. Usted puede encontrar aquí absolutamente todos los productos necesarios para la vida corriente. Por supuesto, no hay una variedad enorme. Si usted busca atún en conserva, encontrará una sola marca… pero existen todos los productos que uno puede necesitar. Lo mismo sucede en la costa del Mediterráneo, donde no sólo se encuentra de todo sino que además visiblemente ya ni siquiera hay acciones militares.

Sin embargo, hay zonas del país donde ya no funciona el Estado: las zonas llamadas «liberadas» por esa oposición armada. Pero, cuando se dice que el Estado no funciona en esas zonas, eso quiere decir solamente que se han detenido algunos servicios mientras que otros siguen funcionando. Por ejemplo, los hospitales… y también las escuelas. Incluso en los territorios ocupados por esas bandas armadas hay escuelas que siguen funcionando y que siguen recibiendo financiamiento, pero no de las bandas armadas ni de los padrinos extranjeros de esos grupos.

Sí, la política de Bachar al-Assad ha resultado exitosa y ese éxito será de seguro ampliamente estudiado ahora por todas las academias militares del mundo porque es la primera vez que vemos este tipo de guerra. Hasta ahora, las guerras de cuarta generación se desarrollaban en otro contexto, como el final de la guerra de Vietnam o la resistencia del Hezbollah ante Israel… Pero nunca en la situación de un Estado atacado desde el exterior por bandas armadas.
Alexandre Artamonov

Fuente
La Voix de la Russie

domingo, 19 de enero de 2014

Cataluña dispersa una protesta con ruido: Usan por primera vez cañones de sonido



La Policía de Cataluña, los Mossos d'Esquadra, ha usado por primera vez cañones de sonido para disolver a los manifestantes que causaron incidentes en un barrio de Barcelona durante una marcha en solidaridad con las movilizaciones en Burgos.

Según ha informado el Departamento del Interior, los cañones, que provocan un sonido ensordecedor, se utilizaron para ahuyentar a un grupo de manifestantes, la mayoría encapuchados, que estaba lanzando objetos contra escaparates de oficinas bancarias y otros establecimientos comerciales en las calles próximas a la Rambla de Barcelona, donde se concentraron los principales incidentes.

Además de prender fuego a contenedores y destrozar mobiliario urbano, atacaron con sillas y mesas la comisaría de la Guardia Urbana. Los disturbios se saldaron con dos agentes de la Guardia Urbana y tres mossos d'esquadra heridos, según informan ambos cuerpos policiales. La Policía catalana ha detenido a tres personas, dos de ellas menores de edad, a las que acusa de desórdenes públicos y atentado a la autoridad.

Las protestas que se celebraron en Barcelona eran una muestra de solidaridad con los manifestantes en Gamonal (Burgos) que empezaron a mostrar su disgusto después de que las autoridades locales anunciaran el cierre de una calle para reconvertirla en un bulevar, medida que conllevaría, entre otras cosas, la eliminación de plazas de aparcamiento.

Ruido por pelotas de gomaLos cañones acústicos son uno de los dispositivos que el Departamento del Interior baraja para sustituir el uso de pelotas de goma por parte de los antidisturbios, cuya utilización quedará restringida a partir del próximo mes de abril.

Los defensores de derechos humanos han criticado el uso excesivo de la fuerza por parte de los antidisturbios en España durante las protestas. El año pasado, un hombre que perdió un ojo a causa de una bala de goma disparada por un policía en Barcelona en 2001 denunció al Estado español ante el Tribunal de Estrasburgo tras agotar todos los recursos jurídicos en el país ibérico.

Texto completo en: http://actualidad.rt.com/sociedad/view/117365-cataluna-dispersa-protesta-ruido-burgos

martes, 7 de enero de 2014

Las drogas y la máquina de guerra de Estados Unidos

ENTREVISTA CON PETER DALE SCOTT

Las drogas y la máquina de guerra de Estados Unidos
por Maxime Chaix

El ex diplomático canadiense Peter Dale Scott aprovecha su jubilación para estudiar detalladamente el Sistema de Estados Unidos y sigue describiéndolo en sus libros. En esta entrevista responde a nuestro colaborador Maxime Chaix, traductor de sus trabajos al idioma francés.



Peter Dale Scott es doctor en Ciencias Políticas, profesor emérito de Literatura Inglesa de la Universidad de California (Berkeley), poeta y ex diplomático canadiense. Su primer libro traducido al francés, The Road to 9/11, fue publicado en septiembre de 2010 por Demi-Lune bajo el título La Route vers le Nouveau Désordre Mondial [El Camino hacia el Nuevo Desorden Mundial] y le valió los elogios del general de la fuerza aérea francesa Bernard Norlain en el número 738 de la Revue Défense Nationale (marzo de 2011). Su más reciente libro, La Machine de guerre américaine [la Máquina de Guerra de Estados Unidos], fue publicado en francés por Éditions Demi-Lune en octubre de 2012 y también fue recomendado por el general Norlain en el número 757 de laRevue Défense Nationale (febrero de 2013).
Peter Dale Scott publica regularmente artículos en el sitio web de la Red Voltaire.

Maxime Chaix: En su último libro, La Machine de guerre américaine, usted estudia profundamente lo que usted llama la «conexión narcótica global». ¿Puede aclararnos esa noción?

Peter Dale Scott: Permítame, ante todo, definir lo que yo entiendo por «conexión narcótica». Las drogas no entran en Estados Unidos por arte de magia. Importantes cargamentos de droga son enviados a veces a ese país con el consentimiento y/o la complicidad directa de la CIA. Le voy a poner un ejemplo que yo mismo cito en La Machine de guerre américaine. En ese libro yo menciono al general Ramón Guillén Dávila, director de una unidad antidroga creada por la CIA en Venezuela, quien fue inculpado en Miami por haber introducido clandestinamente una tonelada de cocaína en Estados Unidos. Según el New York Times, «la CIA, a pesar de las objeciones de la Drug Enforcement Administration [DEA], aprobó el envío de al menos una tonelada de cocaína pura al aeropuerto internacional de Miami [,] para obtener información sobre los cárteles colombianos de la droga». En total, según el Wall Street Journal, el general Guillén posiblemente envió ilegalmente más de 22 toneladas de droga a Estados Unidos. Sin embargo, las autoridades estadounidenses nunca solicitaron a Venezuela la extradición de Guillén. Incluso, en 2007, cuando [Guillén] fue arrestado en su país por haber planificado un intento de asesinato contra [el presidente] Hugo Chávez, el acta de acusación contra ese individuo todavía estaba sellada en Miami. Lo cual no es sorprendente, sabiendo que se trataba de un aliado de la CIA.

Pero la conexión narcótica de la CIA no se limita a Estados Unidos y Venezuela sino que, desde los tiempos de la postguerra, ha ido extendiéndose progresivamente a través del mundo. En efecto, Estados Unidos ha tratado de ejercer su influencia en ciertas partes del mundo pero, siendo una democracia, no podía enviar el US Army a esas regiones. Así que desarrolló ejércitos de apoyo (proxy armies) financiados por los traficantes de droga locales. Ese modus operandi se convirtió poco a poco en una regla general. Ese es uno de los principales temas de mi libro La Machine de guerre américaine. En ese libro yo estudio específicamente la operación Paper, que comenzó en 1950 con la utilización por parte de la CIA del ejército del KMT en Birmania, [fuerza] que organizaba el tráfico de droga en la región. Cuando resultó que aquel ejército era totalmente ineficaz, la CIA desarrolló su propia fuerza en Tailandia (bajo el nombre de PARU). El oficial de inteligencia a cargo de esa fuerza reconoció que el PARU financiaba sus operaciones con importantes cantidades de droga.

Al restablecer el tráfico de droga en el sudeste asiático, el KMT –como ejército de apoyo– fue el preludio de lo que se convertiría en una costumbre de la CIA: colaborar en secreto con grupos financiados a través de la droga para hacer la guerra, como sucedió en Indochina y en el Mar de China meridional durante los años 1950, 60 y 70, en Afganistán y en Centroamérica en los años 1980, en Colombia en los años 1990, y nuevamente en Afganistán en 2001. Los responsables son nuevamente los mismos sectores de la CIA, o sea los equipos encargados de organizar las operaciones clandestinas. Se puede observar como desde la época de la postguerra sus agentes, financiados con las ganancias que reportan esas operaciones con narcóticos, se mueven de continente en continente repitiendo el mismo esquema. Por eso es que podemos hablar de «conexión narcótica global».

Maxime Chaix: En La Machine de guerre américaine, usted señala además que la producción de droga se desarrolla bruscamente en los lugares donde Estados Unidos interviene con su ejército y/o sus servicios de inteligencia y que esa producción disminuye cuando terminan esas intervenciones. En Afganistán, en momentos en que la OTAN está retirando paulatinamente sus tropas, ¿piensa usted que la producción disminuirá cuando termine la retirada?

Peter Dale Scott: En el caso de Afganistán es interesante ver que durante los años 1970, a medida que el tráfico de droga disminuía en el sudeste asiático, la zona fronteriza pakistano-afgana se convertía poco a poco en punto central del tráfico internacional de opio. Finalmente, en 1980, la CIA se implicó de manera indirecta, pero masiva, contra la URSS en la guerra de Afganistán. Por cierto, Zbigniew Brzezinski se jactó ante Carter de haber organizado el Vietnam de los soviéticos. Pero también desató una epidemia de heroína en Estados Unidos. Antes de 1979 sólo entraban a ese país muy pequeñas cantidades de opio proveniente del Creciente de Oro. Pero en un solo año, el 60% de la heroína que entraba en Estados Unidos provenía de esa región, según las estadísticas oficiales.

Como yo mismo recuerdo en La Machine de guerre américaine, los costos sociales de aquella guerra alimentada por la droga aún siguen afectándonos. Por ejemplo, sólo en Pakistán existen hoy, al parecer, 5 millones de heroinómanos. Sin embargo, en 2001, Estados Unidos reactivó, con ayuda de los traficantes, sus intentos de imponer un proceso de edificación nacional a un cuasi-Estado que cuenta no menos de una docena de grupos étnicos importantes que hablan diferentes lenguas. En esa época, estaba perfectamente claro que la intención de Estados Unidos era utilizar a los traficantes de droga para posicionarse en el terreno en Afganistán. En 2001, la CIA creó su propia coalición para luchar contra los talibanes reclutando –e incluso importando– traficantes de droga que ya había tenido como aliados en los años 1980. Como en Laos –en 1959– y en Afganistán –en 1980–, la intervención estadounidense fue una bendición para los cárteles internacionales de la droga. Con la agravación del caos en las zonas rurales afganas y el aumento del tráfico aéreo, la producción se multiplicó por más de 2 pasando de 3 276 toneladas en el año 2000 (y sobre todo de las 185 toneladas producidas en 2001, año en que los talibanes prohibieron la producción de opio) a 8 200 toneladas en 2007.

Hoy en día es imposible determinar cómo evolucionará la producción de droga en Afganistán. Pero si Estados Unidos y la OTAN se limitan a retirarse dejando el caos tras de sí, todo el mundo sufrirá las consecuencias –con excepción de los traficantes de droga, que se aprovecharían entonces del desorden para [desarrollar] sus actividades ilícitas. Sería por lo tanto indispensable establecer una colaboración entre Afganistán y todos los países vecinos, incluyendo China y Rusia (que puede ser considerada una nación vecina debido a sus fronteras con los Estados del Asia Central). El Consejo Internacional sobre la Seguridad y el Desarrollo (ICOS) ha sugerido comprar y transformar el opio afgano para utilizarlo con fines médicos en los países del Tercer Mundo, que lo necesitan con gran urgencia. Pero Washington se opone a esa medida, difícil de poner en práctica sin un sistema de preservación del orden eficaz y sólido. En todo caso, tenemos que dirigirnos hacia una solución multilateral en la que se incluya Irán, país muy afectado por el tráfico de droga proveniente de Afganistán. Se trata además del país más activo en la lucha contra la exportación de estupefacientes afganos y el que más pérdidas humanas está sufriendo por causa de ese tráfico. Por consiguiente, habría que reconocer a Irán como un aliado fundamental en la lucha contra esa plaga. Pero, por numerosas razones, ese país es considerado como un enemigo en el mundo occidental.

Maxime Chaix: En su último libro, La Machine de guerre américaine, usted demuestra que una parte importante de los ingresos narcóticos [de la droga] alimenta el sistema bancario internacional, incluyendo los bancos de Estados Unidos, creando así una verdadera «narconomía». En ese contexto, ¿qué cree usted del caso HSBC?

Peter Dale Scott: Primeramente, el escándalo de lavado de dinero del HSBC nos lleva a pensar que la manipulación de ingresos narcóticos por parte de ese banco pudo contribuir al financiamiento del terrorismo –como ya había revelado una subcomisión del Senado en julio de 2012. Además, un nuevo informe senatorial ha estimado que «cada año, entre 300 000 millones y un millón de millones de dólares de origen criminal son lavados por los bancos a través del mundo y la mitad de esos fondos transitan por los bandos estadounidenses». En ese contexto, las autoridades gubernamentales nos explican que no se desmantelará HSBC porque es demasiado importante en la arquitectura financiera occidental. Hay que recordar que Antonio María Costa, el director de la Oficina de la ONU contra la Droga y el Crimen (ONUDC), recordó que en 2008 «los miles de millones de narcodólares impidieron el hundimiento del sistema en el peor momento de la crisis [financiera] global».

Así que el HSBC se puso de acuerdo con el Departamento [estadounidense] de Justicia para pagar una multa de unos 1 920 millones de dólares, con lo cual evitará ser objeto de acciones penales. El gobierno de Estados Unidos nos da a entender de esa manera que nadie será condenado por esos crímenes porque, como ya señalé anteriormente, ese banco es parte integrante del sistema. Eso es una confesión fundamental. En realidad, todos los grandes bancos de importancia sistémica –no sólo el HSBC– han reconocido haber creado filiales (los privates banks) concebidas especialmente para el lavado de dinero sucio. Algunos han pagado fuertes multas, habitualmente mucho menos importantes que las ganancias generadas por el lavado de dinero. Y mientras dure esa impunidad, el sistema seguirá funcionando de esa manera.

Es un verdadero escándalo. Piense usted en un individuo cualquiera arrestado con unos cuantos gramos de cocaína en el bolsillo. Lo más probable es que vaya a la cárcel. Pero el banco HSBC puede haber lavado unos 7 000 millones de dólares de ingresos narcóticos a través de su filial mexicana sin que nadie vaya a la cárcel.

En realidad, la droga es uno de los principales factores que sostienen el dólar, lo cual explica el uso de la expresión «narconomía». Los 3 productos que más se intercambian en el comercio internacional son, en primer lugar, el petróleo seguido por las armas y después la droga. Esos 3 elementos están interconectados y alimentan los bancos de la misma manera. Es por eso que el sistema bancario global absorbe la mayoría del dinero de la droga. Así que en La Machine de guerre américaineyo estudio de qué manera una parte de esos ingresos narcóticos financia ciertas operaciones clandestinas estadounidenses. Y analizo además las consecuencias que se derivan.

Maxime Chaix: Hace 10 años, la administración Bush emprendía la guerra contra Irak, sin el aval del Consejo de Seguridad de la ONU. ¿Qué balance hace usted de ese conflicto, sobre todo en relación con sus costos humanos y financieros?

Peter Dale Scott: En mi opinión, ha habido dos grandes desastres en la política exterior reciente de Estados Unidos: la guerra de Vietnam, que no era necesaria, y la guerra de Irak, que lo era menos todavía. El objetivo aparente de esa guerra era instaurar la democracia en ese país, lo cual era una verdadera ilusión. Es el pueblo iraquí quien tiene que determinar si está hoy en mejor situación que antes de esa guerra, pero yo dudo que su respuesta sea afirmativa si se le consulta al respecto.

En cuanto a los costos humanos y financieros, ese conflicto fue un desastre, tanto para Irak como para Estados Unidos. Pero el ex vicepresidente Dick Cheney acaba de declarar en un documental que él haría lo mismo [que antes] «al minuto». Sin embargo, el Financial Times estimó recientemente que los contratistas habían firmado con el gobierno de Estados Unidos contratos por más de 138 000 millones de dólares en el marco de la reconstrucción de Irak. Sólo la empresa KBR, filial de Halliburton –firma que dirigía el propio Dick Cheney antes de convertirse en vicepresidente [de Estados Unidos]– firmó desde 2003 una serie de contratos federales por al menos 39 500 millones de dólares. Recordemos también que a finales del año 2000 –un año antes del 11 de septiembre– Dick Cheney y Donald Rumsfeld firmaron juntos un importante estudio elaborado por el PNAC (el grupo de presión neoconservador conocido como Proyecto para el Nuevo Siglo Americano). Aquel estudio, titulado «Reconstruir las Defensas de América» (Rebuilding America’s Defenses), reclamaba sobre todo un fuerte aumento del presupuesto de Defensa, el derrocamiento de Sadam Husein en Irak y mantener tropas estadounidenses en la región del Golfo Pérsico, incluso después de la caída del dictador iraquí. A pesar de los costos humanos y financieros de esa guerra, ciertas empresas privadas sacaron cuantiosas ganancias de ese conflicto, como yo mismo analizo en mi libro La Machine de guerre américaine. Para terminar, cuando se ven las gravísimas tensiones que hoy existen en el Medio Oriente entre los chiitas, respaldados por Irán, y los sunnitas, que cuentan con el apoyo de Arabia Saudita y Qatar, tenemos que recordar que la guerra contra Irak tuvo un impacto muy desestabilizador en toda esa región…

Maxime Chaix: Precisamente, ¿cuál es su punto de vista sobre la situación en Siria y las posibles soluciones?

Peter Dale Scott: Dado lo complejo de la situación no existe una respuesta simple sobre lo que habría que hacer en Siria, al menos a nivel local. Sin embargo, como ex diplomático, estoy convencido de que necesitamos un consenso entre las grandes potencias. Rusia sigue insistiendo en la necesidad de remitirse a los acuerdos de Ginebra. No es ese el caso de Estados Unidos, que efectivamente fue en Libia más allá del mandato concedido por el Consejo de Seguridad [de la ONU] y que está violando un consenso potencial en Siria. No es ese el camino a seguir ya que, en mi opinión, es necesario un consenso internacional. Si no, es posible que la guerra a través de intermediarios entre chiitas y sunnitas en el Medio Oriente acabe por arrastrar a Arabia Saudita e Irán a participar directamente en el conflicto sirio. Habría entonces un riesgo de guerra entre Estados Unidos y Rusia. Así estalló la Primera Guerra Mundial, desencadenada por un acontecimiento local en Bosnia. Y la Segunda Guerra Mundial comenzó con una guerra por intermediarios en España, donde Rusia y Alemania se enfrentaban indirectamente. Tenemos y podemos evitar que se repita ese tipo de tragedia.

Maxime Chaix: ¿Pero no piensa usted que, por el contrario, Estados Unidos está tratando hoy de ponerse de acuerdo con Rusia, esencialmente a través de la diplomacia de John Kerry?



Peter Dale Scott: Para responder a esa pregunta, permítame hacer una analogía en el Afganistán y en el Asia Central de los años 1990, después de la retirada soviética. El problema recurrente en Estados Unidos es que resulta difícil lograr un consenso en el seno del gobierno porque existe una multitud de agencias que a veces tienen objetivos antagónicos. Lo cual se traduce en la imposibilidad de obtener una política unificada y coherente. Eso es precisamente lo que pudimos observar en Afganistán en 1990. El Departamento de Estado quería llegar obligatoriamente a un acuerdo con Rusia. Pero la CIA seguía trabajando con sus aliados narcóticos y/o yihadistas en Afganistán. En aquella época Strobe Talbott –un amigo muy cercano del presidente Clinton, a quien representaba con mucha influencia dentro del Departamento de Estado– declaró con toda razón que Estados Unidos tenía que llegar a un arreglo con Rusia en Asia Central, en vez de considerar esa región como un «gran tablero» donde manipular los acontecimientos para obtener ventajas (para retomar el concepto de Zbigniew Brzezinski). Pero, al mismo tiempo, la CIA y el Pentágono estaban haciendo acuerdos secretos con Uzbekistán, [acuerdos] que neutralizaron totalmente lo que Strobe Talbott estaba tratando de hacer. Yo dudo que hayan desaparecido hoy en día ese tipo de divisiones internas en el seno del aparato diplomático y de seguridad de Estados Unidos.

En todo caso, desde 1992, la doctrina de Wolfowitz que aplicaron los neoconservadores de la administración Bush a partir de 2001 llama a la dominación global y unilateral de Estados Unidos. Paralelamente, elementos más moderados del Departamento de Estado tratan de negociar soluciones pacificas a los diferentes conflictos en el marco de la ONU. Pero es imposible negociar la paz a la vez que se exhorta a dominar el mundo a través de la fuerza militar. Desgraciadamente, los halcones intransigentes se imponen más a menudo, por la simple razón de que disponen de presupuestos más elevados –los presupuestos que alimentan La Máquina de guerra estadounidense. Así que si usted logra compromisos diplomáticos, esos halcones tendrán menos presupuesto, lo cual explica por qué son las peores soluciones las que tienen tendencia a prevalecer en la política exterior de Estados Unidos. Y eso es precisamente lo que pudiera impedir un consenso diplomático entre Estados Unidos y Rusia en el caso del conflicto sirio.
Maxime Chaix

Fuente
Diplomatie (Francia)

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